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Mi elección de Diego Velázquez para esta exposición es una decisión impulsada tanto por su innegable maestría histórica como por una profunda resonancia personal con su obra.

Más allá de su papel crucial en el Barroco español, lo que me atrae es su capacidad para trascender la mera representación y capturar la esencia humana. Sus retratos de la corte de Felipe IV, cargados de una dignidad silenciosa y una introspección psicológica, me permiten conectar con individuos de hace siglos.

La técnica de Velázquez es otra fuente de fascinación personal. Su uso revolucionario de la luz y la pincelada suelta, que desafía la lógica visual al transformarse de manchas abstractas a realidad palpable con la distancia, me parece pura magia pictórica y una lección de genialidad atemporal.

Finalmente, obras como Las Meninas representan un desafío intelectual constante. La forma en que juega con la perspectiva, la realidad y la inclusión del espectador en la escena me invita a una conversación continua con el cuadro.

Es esta combinación de empatía, innovación técnica y misterio perdurable lo que hace que Velázquez sea una elección personal e ineludible para compartir su visión con otros.

Espero que os guste a todos.

 

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